Sin
duda los fuegos artificiales son un espectáculo imperdible, pero disfrutar en
primera fila de este tipo de eventos y sentir en carne propia la vibración y el
estruendo que provocan; podría terminar con un daño auditivo, que en el peor de
los casos pudiera ser permanente y que mostrará su efecto en el largo plazo.
“Una fuerte detonación superior a 120
decibeles puede causarnos un trauma acústico que puede derivar en serios daños
en nuestro oído
todos
deben cuidar la distancia que tenemos del punto de detonación del espectáculo
pirotécnico, ya que mientras más lejos estemos habrá menor posibilidad de daño
por ruido. Los lugares abiertos también son una ventaja versus los espacios
cerrados, pues en el primer caso la lesión será menor.“Los fuegos más peligrosos
son aquellos de alto impacto como por ejemplo, las bombas de luces. Es
preferible actuar con seguridad y mantener las distancias, para así evitar
cualquier problema debido al ruido o la posibilidad de quemaduras”.
Luis
Ortega explica que además en los adultos es común que, después de las fiestas,
varias personas sientan en sus oídos un zumbido, pito o sonido agudo que
dificulta escuchar la voz, incluso, de quien tenemos al lado. Cuando eso
ocurre, significa que el oído ha sufrido daño temporal; el que podría
transformarse en permanente si la exposición es regular en el tiempo.
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